domingo, 18 de mayo de 2008

El rastro de la plaza de toros suscita la polémica


Los aledaños del Coso taurino y del edificio Pignatelli, sede de la DGA, se tornan cada mañana de domingo en un improvisado zoco al más puro estilo árabe en el que más de 400 comerciantes venden casi cualquier tipo de objeto de segunda o tercera mano. Tampoco faltan los objetos de saldo y cualquier objeto que para casi todos los mortales no tendría más destino que la bolsa de basura.

Lo que comenzó siendo un conjunto de puestos de venta ambulante de artículos diversos que se daban cita en las inmediaciones de la calle Pignatelli, ha derivado, en este rastrillo. La practica habitual de este tipo de mercaderes exigió la intervención municipal, lo que conllevó la creación de un reglamento propio para este "mercado periódico de ocasión", denominación que recibe en la ordenanza municipal.


Lo cierto es que, aunque la normativa municipal señala a los titulares de los puestos como responsables de la procedencia lícita de las mercancías, pocos son los puestos que se adecúan a ésta. De hecho, en Zaragoza es una práctica habitual que los encargados de obras afectadas por hurtos acudan en busca de las herramientas robadas a este rastrillo no siendo pocas las veces en que los resultados han sido positivos.



En torno al rastrillo se da cita un gentío de los más variado y bizarro que va desde jóvenes pícaros al más puro estilo Lazarillo, hombres y mujeres de étnia gitana, ancianos en busca de retazos de su pasado o inmigrantes subsaharianos, todo ello aderezado con raterillos de poca monta y algunas prostitutas que no dudan en ofrecer sus servicios a los ávidos ancianos allí congregados.

La zona en que se instala el rastrillo es una de las más desfavorecidas de la ciudad y esto se deja ver en las inmediaciones donde camellos y drogadictos no se esconden demasiado para realizar sus operaciones de intercambio. Tampoco resulta extraño encontrarse con yonkis consumiendo en plena calle como esta mañana podíamos ver en la plaza José María Forqué.

Esta curiosa "fauna" junto con la gran cantidad de suciedad que genera este rastro cada domingo -a veces resulta dificil distinguir la basura de la mercancía que se vende- ha suscitado las críticas de vecinos y comerciantes de la zona. Por otro lado, la DGA también ha manifestado su descontento por la presencia de este rastrillo y alega motivos de seguridad y de estética a la hora de solicitar el desalojo de este mercadillo.

La celebración de la reciente cumbre hispano-francesa, que llevó a Chirac y a sus ministros al Pignatelli, es uno de los ejemplos utilizados para ilustrar la necesidad de que el rastro emigre de su actual ubicación. Todas estas quejas parecen haber tenido su efecto y el ayuntamiento de Zaragoza ya ha decidido el traslado del rastrillo a otra zona menos sensible.

Para la mayoría de nosotros, urbanitas amantes de la buena vida, resulta un tanto incompresinble este tipo de mercadería más propio de afectados por el Síndrome de Diógenes que de personas sanas. Aún con todo, no deja de resultar paradójico que cuando el rastro termina aún haya gente buscando entre las basuras que este ha generado, es decir buscando basura entre la basura.

Una recomendación a título personal: Aunque las ansias por inmortalizar este castizo rastrillo antes de su reubicación les puedan, nunca, jamás, en su vida, acudan a él con una cámara de fotos en mano. Y mucho menos se les ocurra ponerse a disparar fotos cerca de un grupo de drogadictos en pleno "trapicheo". Se lo digo por experiencia propia, las persecuciones no son tan bonitas como en las películas.


Para ver más imágenes aquí.

8 comentarios:

LMG dijo...

jajajajaj un poco aventurado titularlo como Mercado de Mierda aunque tienes razón que este mercadillo es el destino de tus enseres si ha sido previamente expoliado!!!

muy tuya!!! jejejeje

IceFire dijo...

Es realmente vergonzoso que permitan este tipo de ventas. Un alto porcentaje de cosas son robadas y otras deben estar cogidas de la basura directamente.

Eres un poco temerario al ir tu sólo a esa zona con una cámara en mano... si te la hubiesen robado a los 5 minutos la tendrías a la venta en uno de estos puestos jajaja.

Elena García dijo...

Lo mejor el título sin duda xD
No sé cómo siguen permitiendo que se instalen estos personajillos cada domingo para vender cosas que, como dice Isa, la mitad son robadas y la otra mitad sacadas de la basura.
Bueno, te dejo mi dirección del blog que todavía no me tienes:
http://laverdaddigital.blogspot.com

María dijo...

Me ha encantado la entrada. Nunca he ido al rastrillo de la plaza de Toros, aunque alguna vez había pensado en ir. Ahora, me lo pensaré dos veces, jeje. De todas formas, aunque me imaginaba todo, escucharlo de primera mano siempre sorprende, jeje. Muy buen artículo!Aunque el titular... tiene narices, jeje.

*W0n!k@* dijo...

Me ha llamado mucho la atención del título así que lo he leído entero. Un poco macabro todo no? Bueno hay que reconocer que es la realidad misma supongo.

Un poco larga la noticia, pero está muy bien.

Un saludo

Marta dijo...

Coincido con todos en que el titular es algo arriesgado, pero he podido comprobar al leer el blog que en general sigue una línea bastante personal y muy sincera: palabras con peso, contundentes y sin miramientos. A mi personalmente eso me gusta bastante, ya que creo que a estas alturas nadie puede sorprenderse de nada... El post está bien, con toques de humor, que siempre gusta, y además acerca una realidad cercana (qué redundanciaaa) de la que pocos tenemos idea. Ánimo, me gusta como va esto!

te dejo mi dirección que no me tienes, saludos
http://atypicalpress.blogspot.com/

El garabato de Mimí dijo...

Me encanta el post Sergio, me he reído mucho leyéndolo. Tienes toda la razón y no has podido titularlo mejor, estoy de acuerdo contigo en todo,pero que lo trasladen de ubicación no es la solución. Que horror,a mí me dá miedo pasar por allí...¡Es que eso es insalubre!Eres como un reportero de guerra, porque te la has jugado grabando todo aquello. Felicidades.

Mariela Gómez Ponce dijo...

Tus compañeros te lo han recomendado y aún así, no lo has cambiado. Valiente?

En fin.

Un saludo


M.